domingo, 12 de septiembre de 2010

8 años luz de distancia

Eso fue casi una transfiguración espiritual, ella veía su número telefónico, el no movía el dedo pulgar que presionaría ese botón, después de un par de horas y a esos kilómetros/años de distancia nadie escucho su voz, al día siguiente se repitió el ejercicio, solo cambiaron papeles; él miraba el número telefónico ella con su dedo en la tecla, justo cuando decidió olvidar, él marcaba y los años se fueron a la mierda, ellos, solos, supieron escudriñarse los adentros.
Planificaron no hacer planes, irse un día a vender artesanías a un país de Centroamérica dejar todo a suerte; aprendieron malvares ya en camino, fundieron sus oficios para vender telas repletas de acrílico y versos baratos, se cansaron de oírse a sí mismos y a sus pasados, encendieron una fogata en su apartamento, abrieron las ventanas para ver la atareada ciudad, se dividieron para absorberse.

A la mañana siguiente, después de apuñalar los años partieron de nuevo, partieron con los ojos brillantes y las manos temblorosas porque querían volar de nuevo…